la luz roja en el ala, la derecha, parpadea sin cesar. No es sino un reflejo mecánico un símil de latido que viaja a 800 kilómetros por hora y, sin embargo, no existe ni siente. Es metal. un aparato cualquiera.
al mirar afuera, allí está. una estrella que me mira pues sabe que la miro y escribo de ella. al piloto lo guía, a mí me acompaña. otras, más pequeñas y fugaces juegan a correr, pero vuelan y hacen trampa. una canción ardiente ahúma y ensordece el pesado aire de la cabina.
en la oscuridad, las nubes me rebasan hacia atrás. como fantasmas pasados en penumbra que nunca más volverán. esos que voy dejado atrás. el pulso de la máquina se hace cada vez más presente y no sé si vuelo en clase turista o si soy ahab en el estómago de la bestia . ya no importa. volar, volar.
al mirar afuera, allí está. una estrella que me mira pues sabe que la miro y escribo de ella. al piloto lo guía, a mí me acompaña. otras, más pequeñas y fugaces juegan a correr, pero vuelan y hacen trampa. una canción ardiente ahúma y ensordece el pesado aire de la cabina.
en la oscuridad, las nubes me rebasan hacia atrás. como fantasmas pasados en penumbra que nunca más volverán. esos que voy dejado atrás. el pulso de la máquina se hace cada vez más presente y no sé si vuelo en clase turista o si soy ahab en el estómago de la bestia
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