no sé quién soy, de dónde vengo o a dónde voy. es extraño. pensarías que soy un desdichado que vaga el camino que recorre. sin rumbo, sin nombre. pero no, no es así. y no me malentiendas. desde siempre he sabido que es mentira aquello de la felicidad en la ignorancia. ignominia es esa vaina!
camino y miro calles, parques, frutos y vitrinas, bazares. tomo lo que necesito. lo que quiero se hace inalcanzable. de a ratos, ojo. y es gracioso como una manzana es capaz de caer hacia arriba, imposible de atajar. y sin embargo el sabor ácido en la comisura de la boca achanta el malestar. permite una sonrisa socarrona, esa del que no se rinde y, ante el pecho que ovaciona, espera. no es tiempo de mirar la hora. y así quedas. esperas, planeas.
y la sonrisa nuevamente aflora. la manzana es gentil, me deja una guayaba momentánea. me la como, me consuela y acompaña. no es tan mala ella mientras baja, la manzana.
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